Hay tanto equipaje que no cabe en el auto. Una televisión ocupa mi puesto. El ostracismo cae sobre mi.
Equipaje. Equipaje. Más equipaje.
El clima de Chile es impredecible, no sé si va a llover o voy a morir de calor,
por eso necesito mucha ropa o quizás son solo mis excusas más baratas.
Al cargar el auto la tele ocupó
mi puesto, al lado izquierdo de la parte trasera del auto, fui condenada al
ostracismo por decisión unánime, así que corrí con mi mochila en la espalda a tomar
un colectivo que me llevara al terminal de buses.
Primera señal de mala suerte:
las calles estaban vacías, como una ciudad fantasma, recordé que casi nadie
trabaja los primeros de enero. El conductor de un colectivo sin letrero tocó la
bocina, yo me subí, a mi lado se subieron dos huasitos que hablaban del campo y
de caballos. El conductor me preguntó dónde iba, le dije que al terminal de
buses, en mis adentros rezaba para que no me raptaran y me llevaran a un
potrero. Para mi suerte eso no pasó.
Llegué al terminal, en los buses
Días me dijeron que no quedaban pasajes, como diría mi amigo y figura pública
Ali Alexander, QUEDÉ NEGRA. Así que fui a los buses Ilomar, allí me vendieron
un pasaje para 30 minutos más. Pasó el rato y vi a un amigo que vende pasajes
para buses Moraga muriendo de sueño, conversé un rato con él hasta que llegó mi
bus. Al subirme se sentó a mi lado un caballero hediondo. Siempre tengo esta
suerte impresionante en los buses, yo no sé de qué gracia divina saco tanta
atracción a gente extraña. Me acuerdo una vez que al lado me tocó un caballero
que se sacaba los zapatos (con calcetines incluidos) y yo iba muriendo en un
mar de olores poco agradables. O
cuando viajé a Valdivia y el señor del
lado se tiró peos toda la noche. Suerte. Suerte. Yuyinés. Ya ni sé que nombre
ponerle a tanta cosa tragicómica.
En la playa es lo de siempre.
Aire nuevo que te limpia los pulmones. Ese clima que te hace sentir alivio,
fuera del calor infernal curicano típico de aquellas ciudades que están en un hoyo.
Yo ya me siento libre, lista para leer mucho y escribir mucho.
Bonus: Cuando estaba escribiendo
esto se me acabó la batería del notebook y el enchufe no entraba. Nada
calzaba. Me tocó la cama de arriba del camarote. Entonces me senté para bajar
al comedor a conectar mi computador para poder publicar esto y al sentarme me
pegué en toda la cabeza con un palo de madera que había en el techo. Ahora todo
me da risa. Pudín. Jaja. Tengo un huevo en la cabeza. Viva la diversidad y la deformidad.
Frase del día: “Es bacán ser fea
y tener el autoestima alto” (Alarcón Antonia, 2015)
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