jueves, 1 de enero de 2015

Día #1

Hay tanto equipaje que no cabe en el auto. Una televisión ocupa mi puesto. El ostracismo cae sobre mi.

Equipaje. Equipaje. Más equipaje. El clima de Chile es impredecible, no sé si va a llover o voy a morir de calor, por eso necesito mucha ropa o quizás son solo mis excusas más baratas.

Al cargar el auto la tele ocupó mi puesto, al lado izquierdo de la parte trasera del auto, fui condenada al ostracismo por decisión unánime, así que corrí con mi mochila en la espalda a tomar un colectivo que me llevara al terminal de buses.

Primera señal de mala suerte: las calles estaban vacías, como una ciudad fantasma, recordé que casi nadie trabaja los primeros de enero. El conductor de un colectivo sin letrero tocó la bocina, yo me subí, a mi lado se subieron dos huasitos que hablaban del campo y de caballos. El conductor me preguntó dónde iba, le dije que al terminal de buses, en mis adentros rezaba para que no me raptaran y me llevaran a un potrero. Para mi suerte eso no pasó.

Llegué al terminal, en los buses Días me dijeron que no quedaban pasajes, como diría mi amigo y figura pública Ali Alexander, QUEDÉ NEGRA. Así que fui a los buses Ilomar, allí me vendieron un pasaje para 30 minutos más. Pasó el rato y vi a un amigo que vende pasajes para buses Moraga muriendo de sueño, conversé un rato con él hasta que llegó mi bus. Al subirme se sentó a mi lado un caballero hediondo. Siempre tengo esta suerte impresionante en los buses, yo no sé de qué gracia divina saco tanta atracción a gente extraña. Me acuerdo una vez que al lado me tocó un caballero que se sacaba los zapatos (con calcetines incluidos) y yo iba muriendo en un mar de olores poco agradables.  O cuando  viajé a Valdivia y el señor del lado se tiró peos toda la noche. Suerte. Suerte. Yuyinés. Ya ni sé que nombre ponerle a tanta cosa tragicómica.

En la playa es lo de siempre. Aire nuevo que te limpia los pulmones. Ese clima que te hace sentir alivio, fuera del calor infernal curicano típico de aquellas ciudades que están en un hoyo. Yo ya me siento libre, lista para leer mucho y escribir mucho.

Bonus: Cuando estaba escribiendo esto se me acabó la batería del notebook y el enchufe no entraba. Nada calzaba. Me tocó la cama de arriba del camarote. Entonces me senté para bajar al comedor a conectar mi computador para poder publicar esto y al sentarme me pegué en toda la cabeza con un palo de madera que había en el techo. Ahora todo me da risa. Pudín. Jaja. Tengo un huevo en la cabeza. Viva la diversidad y la deformidad.


Frase del día: “Es bacán ser fea y tener el autoestima alto” (Alarcón Antonia, 2015)

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